El paso de curso significa un proceso de adaptación
importante por parte del alumno que, tras tres meses de vacaciones, debe
reencontrarse con un punto de partida equivalente al de llegada del año
anterior y avanzar hacia nuevos horizontes.
Evidentemente,
un período tan largo de inactividad supone que el lugar real en que se
encuentra el alumno está varios pasos más atrás de ese supuesto punto de
partida. Las dos primeras semanas de
curso deben servir para reciclar los conocimientos y las habilidades. No es posible coger el libro y comenzar, sin
más, el Tema 1. Ni siquiera en 2º de
Bachillerato, pese a los condicionamientos que, por tiempo, lastran el transcurso
del año.
Una
vez que se ha producido el proceso de calentamiento, podremos comenzar a
desarrollar los nuevos contenidos. El
problema es que, en la mayoría de los casos, existe una clara disociación entre
lo que tratamos de enseñar y lo que el alumno es capaz de asimilar en cada
contexto. Por eso, hay que prestar
atención y recurrir a contextos previos tantas veces como haga falta, así como
partir casi de cero para progresar en las diferentes habilidades que el alumno,
por desuso, ha dejado de realizar de forma competente. La cuestión es cómo dar el salto de calidad
si damos pasos adelante y atrás de forma continua. El miedo a desarrollar los contenidos de
forma lenta debe desaparecer. En primer
lugar, porque si no se resuelven problemas iniciales, será difícil avanzar después,
cuando se produzcan problemas más complejos.
En segundo lugar, porque si se establecen buenas bases, el aprendizaje
posterior se realiza mucho más deprisa.
Por este motivo, la tradicional temporalización que divide el curso en
tres partes iguales, puede ser modificada sobre la marcha, si comprobamos que
conviene detenerse y acelerar después.
Tampoco debe producir ningún temor la idea de desarrollar solo de forma
esquemática alguna unidad con el fin de que sean ellos mismos quienes la
desarrollen plenamente. Eso sí, antes hemos
debido proporcionarles las herramientas necesarias para que sepan cómo
enfrentarse a esa tarea.
Así
pues, cuando se inicia el curso hay que mostrar al alumno el listón que debemos
alcanzar, aunque de inicio lo vea inalcanzable.
Para ello, debemos tener en cuenta algunas consideraciones oportunas:
·
El listón no son una acumulación de saberes,
sino de competencias necesarias y útiles para el posterior desarrollo del
alumno, tanto en la materia que enseñamos como en su vida personal.
·
Solo alcanzaremos el listón si antes le damos
una pértiga. Él solo puede ser autodidacta
y coger la suya propia, pero nosotros somos los encargados de enseñar. Por eso, debemos proporcionarla.
·
El alumno debe practicar con los medios y materiales
ofrecidos y los que puede alcanzar. No
podemos esperar que rebase listones solo porque ya le hemos ofrecido el
material.
·
Deberemos, por tanto, enseñarle a utilizarlo.
·
Habrá que ofrecerle otros instrumentos, que los
manipule también y elija el que mejor le conviene.
·
Considerar los logros en base a resultados
absolutos nunca indicará un verdadero avance.
A veces hay que fracasar en alguna ocasión, antes de alcanzar la
destreza necesaria.
·
La metodología debe ser diversa y motivadora. Si todos los días hacemos y decimos lo mismo,
no podremos avanzar más allá de un punto determinado.
·
Debemos tener claro que el objetivo es alcanzar
el listón, pero que se puede ser flexible.
·
En cada sesión hay que marcar claramente también
cuáles son los objetivos (o el objetivo) y centrarse en alcanzarlos. La acumulación de contenidos actuará como
freno del proceso, pero la acumulación de logros permitirá desarrollar los
procesos de aprendizaje.
En todo caso, es importante
evitar caer en dos tentaciones:
·
Bajar el listón tanto que se pueda superar sin
alcanzar los verdaderos objetivos de logro.
Es frecuente que esto suceda cuando vemos que el alumno no alcanza los propósitos
planteados. Habrá que flexibilizar,
valorar más sus virtudes y considerar que el salto ha podido ser bastante
importante. Carácter positivo y
valoración de lo logrado, es decir evaluar sumando y no restando.
- Auparlos
nosotros hasta el listón. Nosotros
debemos ser exigentes y plantear llegar hasta dónde hemos planteado, pero
seamos guías y ofrezcamos todos los recursos que estén a nuestro alcance. Si los subimos nosotros, hare